En la teología interpretativa, la "tergiversación hablada de carácter religioso", se refiere a las personas que falsean la voz de Dios, para trasmitir algún mensaje que, según el tergiversador, considera que es de origen divino. Esto es, hablar como si fuera Dios mismo hablando por medio de sus cuerdas vocales, en una especie de imitación vocal de Dios. Esta extraña manifestación es tan antigua como la Era de los profetas, y es una constante manifestación entre miles de cristianos de la era moderna. Esto es algo muy peligroso porque se presta para sembrar confusión e invitar al enemigo a propagar la mentira.
En varias ocasiones escuché a uno de mis ex-estudiantes tergiversar en medio de la clase, trasmitiendo mensajes a sus compañeros estudiantes. Lo interesante es que, entre cada tres a cuatro palabras, este varón, gagueaba de la forma más absurda. ¿Acaso tiene Dios un problema de gaguera? Por supuesto que no. Está de más decir que Dios es perfecto en todas sus virtudes. Penosamente debo decir que, el mensaje tergiversado de aquel hermano, causó serios daños entre algunos de sus compañeros. Es decir, el producto de esa extraña manifestación fue más destructiva que otra cosa.
Otra manera de tergiversar es cuando se levantan personas en medio de la congregación con un: "Dios me dijo...". Por lo general, se trata de mensajes que no poseen bases bíblicas y que son el producto de pensamientos privados. Muchas veces, las personas que tergiversan realmente creen que Dios les habló, solo porque una idea les vino a la mente y creyeron que se trataba de un mensaje divino y que deben transmitirlo a otros.
La tergiversación es una práctica que está muy cerca de la locura, porque se está jugando con dos de las armas favoritas de Satanás: la mente y el engaño. Es una práctica muy utilizada por los mediums en los centros espiritistas. Muy a menudo vemos personas que se las pasan revelando supuestos mensajes de Dios por medio de sueños. Otros, no cesan de [ver] visiones, tras visiones, alegando ser de origen divino, cuando en realidad es el producto del engaño del corazón. Lo peligroso de esas manifestaciones es que, en la mayoría de los casos, se puede notar con facilidad la mentira. Recordemos lo que Dios nos alerta por medio del profeta Jeremías: "Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentiras en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizaron mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?" (Jeremías 23:25).
La costumbre de profetizar sin la aprobación de Dios se ha vuelto un asunto descontrolado entre las iglesias de hoy día. Esta costumbre, que tuvo sus raíces en Egipto, contaminó a muchos hebreos. Por esta razón, Moisés escribió el mensaje de Dios, diciendo: "si el profeta hablara en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él" (Deuteronomio 18:22).
Una característica de la tergiversación es cuando, al falsear la voz de Dios, se mezclan verdades con mentiras, una de las tácticas favoritas del enemigo. Se toma una porción de la Biblia y se altera, añadiéndole cosas que Dios no dijo. Dios habló por medio de Moisés para dejarnos en claro lo siguiente: "No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene" (Deuteronomio 4:2).
Solamente con el pleno conocimiento de las verdades bíblicas, podremos discernir si lo que tal o cual persona habla en el nombre de Dios, es de origen divino. Una poderosa señal lo es el testimonio de la persona. Nunca he creído que Dios utiliza mensajeros que no viven a la altura de la voluntad de Dios. ¿Acaso Dios no tiene suficientes santos en su Iglesia, como para andar buscando pecadores y desobedientes que le sirvan de mensajeros?